Trastornos de ansiedad

La ansiedad es una reacción de alerta o de alarma de la que dispone nuestro organismo para defendernos cuando percibimos que estamos frente a un peligro, resultando esencial para nuestra supervivencia.

La ansiedad se manifiesta de tres formas: Pensamientos, reacciones fisiológicas y comportamientos. Con nuestros pensamientos interpretamos la situación, de forma que si esta es evaluada como un peligro se ponen en funcionamiento determinadas reacciones fisiológicas que nos ayudan a reaccionar de una forma determinada, por ejemplo, huyendo del peligro.

La ansiedad es útil para afrontar peligros reales y situaciones que implican un reto o un desafío. Nos ayuda a reaccionar mejor, con más rapidez y reflejos, es como si el organismo se acelerase, haciéndonos más eficaces. Esto sucede también cuando nos encontramos ante situaciones ante las que no estamos demasiado familiarizados y que exigen que nos comportemos de una forma especial, como hablar en público, hacer un examen, pasar una entrevista de selección de personal o competir en una prueba deportiva. En conclusión, la ansiedad es parte de nosotros y nos ayuda a vivir mejor, pensar más rápido o correr más.

No es negativa, pero en algunos casos puede resultar desadaptativa: cuando es desproporcionada respecto a la situación o cuando surge con demasiada facilidad. Algo parecido a cuando la alarma de un coche salta por un ruido aunque no lo estén robando. En estas ocasiones, es cuando decimos que hay un problema de ansiedad.

CUÁNDO LA ANSIEDAD ES UN PROBLEMA

Sin embargo, también puede ocurrir que esta aliada nos traicione. Esto ocurre en dos tipos de circunstancias:

- Cuando la ansiedad aparece ante situaciones totalmente inocuas, que no suponen ningún tipo de riesgo o amenaza (o al menos, la probabilidad de peligro es muy escasa), como por ejemplo, montar en un avión o subir ascensores.

- Cuando hay algo en juego y la persona necesita actuar de una forma especial, pero la ansiedad es desproporcionada. Así, si una persona afronta un examen con un nivel moderado de ansiedad, pensará mejor, recordará mejor la información almacenada y escribirá más rápido. Su ansiedad será su aliada y facilitará la tarea. Pero si la intensidad de ansiedad experimentada es demasiado alta, la tarea se entorpecerá pudiendo llegar incluso a escapar del examen.

Podemos hablar de problemas de ansiedad cuando se siente mucha ansiedad ante situaciones que no suponen un peligro real, o cuando se experimenta un grado tan elevado que interfiere en nuestra vida cotidiana.

 

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